Pages

28 de junio de 2013

Damn it Henry Cavill!!!

Ya he dicho que se acabaron las entradas tristes. Y qué demonios, ¡¡¡el protagonista de Superman se merece un homenaje!!!.

Hace días os hablaba de Meg Ryan y el daño que ha hecho porque claro, por su culpa, si no viene el hombre de mi vida a impedir que mi vuelo despegue porque tiene que decirme que me ama y que tengo que irme con él a vivir por siempre feliz a un viñedo para besarle apasionadamente en medio de las parras mientras mi vestido romántico-monjil ondea con el viento ... pues como que me decepciono con la relación, ya sabéis.

Y ahora tenemos otro problema. ¡¡Culpo a Henry Cavill de mis altas expectativas en cuanto a habitantes de Krypton!!. DAMN IT HENRY CAVILL!!!!.

[Spoiler alert, aunque no sé hasta qué punto puede haber spoilers sobre ... Superman ... ]

La película empieza bien pero los últimos 40 minutos consisten en una sobredosis de efectos especiales, puñetazos, el malo muriendo, el malo reviviendo, vuelos, revuelos, volteretas, tortazos, el malo se muere, al rato el malo vuelve, más explosiones, más patadas, mordiscos, el malo por fin se muere, ah no que era broma ahí vuelve, ahora empezamos con las pistolitas, otro puñetazo que es que ha habido pocos, ahora perforamos la tierra, pero el malo ya se muere, ah que no, mírale, está tan pichi, seguimos perforando, ahora salto a un edificio, ahora al otro ... ¡¡¡¡MALO MUÉRETE YA DE UNA VEZ, CANSINO!!!!.

Además hay que esperar a casi la última escena para que suelten la mejor y más certera frase del guión (minuto 0:18):


He's kind of hot.

Kind of???? Sólo Kind of???? Esta gran actriz ha tenido el mejor papel de la pelicula porque nos ha dado voz a todas las chicas de la sala de cine.

Impagable también el momento de la pareja que tenía yo al lado.

Novio: "Pues hija, yo no le veo tan mono...".

No, yo tampoco ....

Novia: "Pfffffffffffff ... ¿quieres que te conteste de verdad?.

[Advertencia: se acerca momento no apto para todos los oídos ... ¡Dos rombos!]

También fue curiosa otra conversación que tuvo lugar ese día.

- "Ya era hora, de todas formas, de que hubiera un tío como dios manda en una película. Para los tíos es mucho más fácil encontrar a una actriz que les mole de verdad".
- "Sí, a nosotras nos puede parecer mono un actor pero para que de verdad digas "oh my god" ... no es tan fácil".
- "Sí, además las mujeres como que no sólo vemos el cuerpo como tal. Vamos más allá ... Ellos sólo piensan en sexo, sexo, sexo ...".
- "Esto ... bueno ... ¿te tengo que recordar lo que hemos hablado hace unos minutos?".

Previously ... 

- "Tía, así hablando de todo un poco ... ¿tú te imaginas cómo sería una noche de mambo con este hombre?".
- "Madre mía ... sería increíble ... Yo creo que con que me pusiera un dedo en el cráneo ya diría "I'm done, Henry, thank you so much".
- "Jajajaja, es que sería increíble, que te lo hiciera con amor ... ".
- "¡¡Pero qué dices tía!! ¡Sin amor! ¡Sin amor! ¡Mucho mejor!".

Al final va a ser que no somos tan de venus ... aunque ellos siguen siendo de marte ... pero nunca de Krypton...



Somos más grandes de lo que pensamos.

Hoy me levanté y tenía decidido que iba a escribir una entrada de coña dedicándosela al protagonista de Superman. Pero luego el día ha ido cambiando porque me he ido encontrando con situaciones inesperadas que me han hecho recordar el día que murió mi padre.

Lo primero ha sido leer una experiencia tan similar en el blog de Moli que me trasladó inmediatamente a aquel 2 de diciembre del año 2004. Lo segundo ha sido ver varias noticias en las que se ataca a Raquel Sánchez Silva porque ha estado de vacaciones con unos amigos y parece ser que la vida no sólo le ha arrebatado a su marido sino también el derecho a sonreír.

Bueno, el caso es que todo el día he estado recordando lo que sentí yo por aquel entonces (sí, no ha sido uno de mis mejores días pero tampoco de los peores) y he pensado que quizás es hora de contar cómo lo viví y analizar cómo funcionamos ante el duelo. O cómo funcioné yo.

Evidentemente no va a ser una entrada alegre así que no recomiendo que la leáis si tenéis un buen día. ¡Y si lo tenéis malo aún menos! O simplemente leedla y perdonadme porque no es mi intención deprimiros. Me estoy poniendo demasiado personal últimamente pero me viene tan bien escribirlo ... Aún así prometo (y me lo prometo a mí misma) que no pienso volver a escribir nada triste en los próximos meses. Ahí queda eso...

Rosa, tú no la leas por favor.

Tengo mala memoria y sin embargo recuerdo cada minuto de aquel día y cada palabra que le dije el día anterior.

"Papá me voy a dormir, mañana después de clase no vengo a casa porque he quedado con Laura en ir a la vaguada a comprarme la peli de Harry Potter".
"Vale, oye, ¿me instalaste ya eso?".
"No, no he tenido tiempo".
"Te dije que lo necesitaba ya, ¿cuándo me lo vas a instalar?".
"¡Joder papá no me agobies, no he tenido tiempo!¿¿Lo necesitas justo ahora?? ¿¿Tiene que ser YA??".
"Anda que ... cómo te pones ... vale pues déjalo".
"Vale" - y me fui con un portazo a la cama.

Al día siguiente a las 16 de la tarde estaba en el laboratorio de la uam, en una de las mesas que hacían esquina y daban a la ventana, programando prácticas de Análisis de Algoritmos (sí, tengo mala memoria). Estaba quejándome porque mi compañera de prácticas me había dejado tirada y me las estaba comiendo yo solita.

Cuando terminé, mi amiga Laura y yo nos montamos en el coche en dirección a la vaguada cuando recordé que no había cogido dinero para comprar el DVD que quería.

"Tía, paso un momento por mi casa, cojo dinero y nos vamos a la vaguada".

Lo que viene a continuación jamás he podido explicarlo o entenderlo. Pero juro que pasó tal cual.

Cuando giré con el coche en mi calle, vi un coche de policía aparcado. No era la primera vez y, sin embargo, el corazón me dio un vuelco y comencé a sentirme como débil. Paré enfrente de mi casa, salí del coche, y noté como que perdía fuerza en las piernas. La típica sensación de debilidad que tienes cuando empiezas con una gripe. Y, delante de mi amiga (siempre me lo recordó después alucinada) dije:

"Ha pasado algo en mi casa".
"¿Qué dices? No te he entendido".
"Que ha pasado algo en mi casa".

Saqué el móvil y vi demasiadas llamadas perdidas,  no recuerdo cuántas, pero había muchísimas. De mi hermana, y de mi casa.

Sin devolver esas llamadas llegué a mi portal. Las dos puertas estaban abiertas con las alfombrillas apoyadas para que no se cerraran. Como cuando hay una obra y hay que salir y entrar muchas veces. Me empecé a encontrar peor. Cogí el ascensor y durante todo el trayecto desde el bajo hasta mi segundo piso sólo pensaba "que no haya pasado nada". Pero entonces abrí la puerta del ascensor y vi la puerta de mi casa abierta de par en par y muchísima  gente dentro, policías, samur, ya ni sé quiénes eran. Entré. Mi madre me vio, y no se esperaba que llegara a casa así que sólo atinó a decir "Ay no, mi hija no ... ". Y entonces pues le vi. Es una imagen que se te queda grabada en la retina y soy capaz de revivirla en cualquier momento con una claridad cristalina, para mi desgracia. Tampoco merece la pena que cuente más. En ese momento sí me puse a gritar como una loca "por favor no", "por dios no". Es lo único que recuerdo.

Cuando conseguí calmarme ... me convertí en roca. Bajé abajo y le dije a mi amiga: "Laura, mi padre se ha muerto. Por favor, avisa a los demás tú. No puedo llevarte a casa, lo siento".

Fui al garaje, aparqué el coche dentro. Salí, caminé dos pasos, y caí de rodillas en el suelo del garaje. Me quedé así muchísimo rato y, al igual que la experiencia que he leído hoy, no era capaz de sentir nada. Sólo vacío. No lo asimilaba. Mi cerebro no procesaba que mi padre ayer estaba y hoy no. Te quedas como si fueras corcho, sí. No reaccionas.

Al rato estaba, fría como un témpano, mirando un catálogo de ataúdes y escogiéndolo yo misma. Como digo, fui una completa roca ese día. Luego a partir del día siguiente es cuando empecé a venirme abajo precipitadamente.

Podría seguir describiendo minuto a minuto aquella tarde, los días posteriores, la visita al anatómico forense. Fue un maldito infierno. Sólo deseaba que terminara todo. Todos los trámites. El velatorio. El entierro. El funeral. Recuerdo que lo único que ansiaba era que se terminara todo eso para poder estar en casa, sufriendo en paz.

Sólo destacaré unos momentos más, que he recordado a partir de lo de Raquel Sánchez.

El primer recuerdo fue en el tanatorio, yo en el centro de una mesa, rodeada de más de 30 amigos. Consiguieron que, a ratos, olvidara dónde estaba y que incluso, entre derrumbe y derrumbe, esbozara una sonrisa. Nunca les agradeceré lo suficiente que vinieran todos aquel día. Con muchos ya no tengo contacto pero siempre les estaré agradecida por aquello. Nunca lo olvidaré y ojalá pudiera transmitírselo de alguna forma, aunque ya no viene a cuento: "Escuchad, los que me acompañasteis cuando murió mi padre, gracias"... Como que no. Pero me gustaría.

Otro momento tuvo lugar dos semanas después. Recuerdo que organizaron una quedada y me llevaron todos a unos billares en Diversia. Y vinieron muchísimos amigos. Y consiguieron que lo pasara bien, y que desconectara. Desde entonces, los momentos que me salvaban la vida eran los momentos con mis amigos porque olvidaba. Tenía miedo, no miedo no, pánico a volver a casa porque era entrar y hundirme, quedarme llorando hasta las mil de la madrugada.

Con mis amigos, sobrevivía.

Por eso me indigno tanto con todos los que critican a Raquel Sánchez Silva porque gracias a sus amigos haya conseguido sonreír estos días. Sólo alguien que ha pasado por una muerte repentina sabe cómo reacciona el ser humano, sabe que hay momentos en los que piensas que jamás vas a volver a ser feliz, pero aún así resistimos, aguantamos. Y de repente algo te hace gracia, te descubres sonriendo y piensas "¿cómo es posible cuando estoy rota por dentro?". Pero es que el instinto de supervivencia del ser humano no tiene límites y, si sales adelante, lo haces siendo mucho más fuerte.

Aquello me ha convertido en quien soy. Jamás he perdido ese nuevo prisma con el que considero los problemas ahora. Puedo tener un día de mal humor o un día en el que me preocupo puntualmente por una bobada, pero rápidamente suelo reconducirlo y darme cuenta de que no importa. Estoy viva. Y mi madre. Y mi hermana. Y mis mejores amigos. Para mí, desde entonces, nada es tan importante, hay que aprovechar la vida hoy porque con mañana es mejor no contar y no hay nada que me dé más miedo que perder a la gente que quiero. Me asusta más que mi propia muerte.

La vida es un regalo maravilloso y, a pesar de perder a la gente que se quiere, aún así nos debemos a nosotros mismos (y también a ellos), continuar luchando y seguir aprovechando hasta el último minuto que se nos ha concedido.

"En situaciones límite descubres 
que todos somos más grandes de lo que pensábamos". 
Raquel Sánchez Silva. 
Ánimo valiente.

23 de junio de 2013

El gran Gatsby.

Hace tiempo que tenía curiosidad por leer este libro y, después de ver la película y de escuchar críticas sobre la versión y su grado de adaptación al libro, decidí que era el momento de leérmelo.

Antes de hablar de la novela sólo quiero decir que la película de Baz Luhrmann a mí me gustó mucho. Y después de leer el libro he de decir que me ha parecido muy fiel. Y qué decir de Leonardo Dicaprio. Creo que plasma la personalidad de Gatsby perfectamente. Y el resto de personajes, incluida mi querida Jordan, también. Eso sí, te tiene que gustar el estilo Luhrmann: color, mucha saturación y mucho contraste, su típica banda sonora (mezclando música de los años treinta con ritmos actuales, muy recomendable) y escenas vertiginosas, con muchísima velocidad que, sin embargo, precisamente a esta historia le van que ni pintadas, puesto que son una muestra más de la convulsión de la época retratada por F. Scott Fitzgerald.

Resumo la película con este vídeo que incluye una de mis canciones preferidas de la banda sonora (Young and Beautiful, de Lana del Rey):



Ahora voy con el libro. No quiero profundizar mucho en lo que todo el mundo sabe ya de esta novela. F. Scott Fitzgerald retrata a la perfección esa sociedad contaminada por el jazz, el alcohol, las fiestas sin límites, el carpe diem bañado en dólares y el sueño americano: el gratuito, el que le viene caído del cielo a algunos privilegiados, y el oscuro, el que se consigue siguiendo el camino fácil y rápido. El que sigue Gatsby.

Me voy a centrar, en cambio, en lo que a mí me llama la atención.

Lo primero que me llama la atención del libro es que no llegas a conocer de verdad a los personajes. Sí llegas a conocer a Gatsby, también te encariñas con Nick y quizás llegas a atisbar la debilidad del carácter de Daisy. Pero con otros personajes, como Jordan, me ocurría algo curioso. A ratos me parecía una persona superficial:

"-Es usted una pésima conductora. Debe ser más cuidadosa o dejar de conducir.
-Soy cuidadosa.
-No; no lo es.
-Bueno, otros lo son - dijo con ligereza.
-¿Y eso qué tiene que ver?.
-Que tendrán cuidado de mantenerse lejos de mi camino. Se necesitan dos para que se produzca un accidente.
-Suponga que se encuentra con alguien tan descuidado como usted.
-Espero no hallarlo nunca. Odio a la gente descuidada".

Pero después me encuentro con la sorpresa en la penúltima página del libro. Me sorprende Jordan haciéndole esta reflexión a Nick que me demuestra que, detrás de esa fachada de falsa indiferencia, se escondía alguien más profundo.

"-Sea como sea, tú me plantaste - dijo Jordan - Me plantaste por teléfono. Ahora me importas un comino, pero durante un tiempo, me sentí tonta.
Nos estrechamos la mano.
- ¿Recuerdas una conversación que tuvimos sobre la forma de conducir? - dijo ella.
- No exactamente.
- Tú decías que un mal conductor sólo estaba seguro hasta que encontraba otro mal conductor. Bien, pues encontré a otro mal conductor, ¿no?. Fui descuidada al suponerte una persona honesta".

Jordan ha sido sin duda uno de mis personajes favoritos del libro. Creo que esta frase que dice ella misma la define a la perfección: "Las grandes fiestas me gustan, son tan íntimas ... las fiestas íntimas carecen de intimidad". Muchas veces he estado de acuerdo xDDD.

Y luego tenemos a Daisy. Con ese don para destacar, para no dejar indiferente a nadie.

"Me miró a  la cara y juró que no había nadie en el mundo a quien deseara tanto ver. Era un don que tenía [...] He oído decir que Daisy susurraba sólo para hacer que la gente se inclinara hacia ella; crítica sin importancia que en nada lo hacía menos atractivo".

O quizá sería mejor hablar de Daisy y Tom como uno solo. Causantes de tanto dolor y destrucción a su alrededor. Preocupados únicamente en satisfacer sus caprichos puntuales sin pensar en el daño que hacen y abandonando el escenario de las catastróficas consecuencias de sus actos por la puerta de atrás. Sin hacer ruido.

Pero sobre todo, quiero hablar de lo que me atrajo de esta historia. La personalidad de Gatsby. Una personalidad con la que, a veces, me siento identificada. Un soñador llevado al extremo. Gatsby era ambicioso de la forma enfermiza de quien planea hasta el último detalle de cómo debe ser su vida. El pasado es pasado y no se puede cambiar, excepto para Gatsby, obsesionado con borrar lo que no encajaba en su esquema de las cosas y con conseguir que los protagonistas de su sueño hicieran lo mismo.

"Si por personalidad se entiende una serie ininterrumpida de gestos exitosos, entonces había algo fabuloso en él, una sensibilidad a flor de piel hacia las promesas de la vida, como si estuviera vinculado a uno de aquellos intrincados aparatos que registran terremotos a diez mil millas de distancia [...] era, más bien, una extraordinaria disponibilidad para la esperanza, una presteza para el romance que jamás he encontrado en nadie y que probablemente no vuelva a hallar jamás".

"Esbozó una sonrisa comprensiva; mucho más que sólo comprensiva. Era una de aquellas sonrisas excepcionales, que tenía la cualidad de dejarte tranquilo. Sonrisas como esa se las topa uno sólo cuatro o cinco veces en toda la vida, y comprenden, o parecen hacerlo, todo el mundo exterior en un instante, para después concentrarse en ti, con un prejuicio irresistible a tu favor. Te mostraba que te entendía hasta el punto en que quisieras ser comprendido, creía en ti como a ti te gustaría creer en ti mismo y te aseguraba que se llevaba de ti la impresión precisa que tú, en tu mejor momento, querrías comunicar".



Gatsby es como el gran contraste dentro de esa sociedad que describe F. Scott Fitzgerald. La nota discordante. Alguien que ha conseguido llegar al mismo nivel que los invitados de sus fiestas o de la mujer que ama y que, sin embargo, nunca llega a encajar del todo. Y no llega a encajar porque, si bien todo su éxito se sustenta en actividades delictivas, despreciadas por la sociedad, se trata de una persona mucho mejor, más íntegra y con más principios que todos esos "distinguidos" personajes, enumerados uno a uno en un impactante capítulo, que inundaban su mansión y que luego no son capaces de rendirle un último homenaje.

Gatsby no encaja, desde luego que no, con esa sociedad de desenfreno y de egoísmo. Y quiero pensar que esa imagen de Gatsby solitario, en lo alto de la escalera, observando sus fiestas, concentrado en su sueño, esperando la aparición de la mujer a la que ama, siendo el único, curiosamente, que no bebe alcohol ... no es casualidad y que realmente es otra alusión a esa gran diferencia entre él y el resto de sombras que le rodeaban.

Le entiendo y me siento identificada con él cuando se imagina en su mente cómo debe ser su vida perfecta, su pareja perfecta ... no, ya no su pareja, mejor dicho, su historia de amor perfecta. Estoy segura de que un simple hecho, como por ejemplo que en un momento concreto suene una canción inadecuada ... o que, sonando la canción adecuada, la persona que esté con él no la sienta igual, supondría para él una mancha en la escena perfecta de su vida. Hasta cierto punto le entiendo, sí.

"Y mientras cavilaba sobre el viejo y desconocido mundo, pensé en el asombro de Gatsby al observar por primera vez la luz verde al final del muelle de Daisy. Había recorrido un largo camino antes de llegar a su prado azul, y su sueño debió haberle parecido tan cercano que habría sido imposible no apresarlo. No se había dado cuenta de que ya se encontraba más allá de él".

Quizá por eso me gusta tanto esta historia, asistir con certeza impotente al golpe que se va a llevar este soñador empedernido te hace poner los pies en el suelo y ser consciente de lo importante que es no idealizar, ver la realidad tal y como es, no pretender ignorar o cambiar el pasado y, sobre todo, no planear la vida hasta el último detalle. Dejar que ésta te sorprenda. A veces, la vida te depara cosas mucho mejores que las que has estado imaginándote en tu cabeza desde que eres pequeño, y no merece la pena quedarse atrapado, inmóvil, anhelando lo que esconde una luz verde al otro lado de la orilla.


Y a pesar de todo, de lo que parece lógico y racional ...  ¿quién es capaz de levantarse un día por la mañana y decidir dejar de soñar?. Yo no :-)

"Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que año tras año va retrocediendo ante nosotros. Ya nos eludió entonces, pero eso no importa; mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos… y una preciosa mañana…".

18 de junio de 2013

Damn it Meg Ryan.

Me ha quedado una entrada bastante personal pero, de esto se trata, mis diez minutos del día de hoy no pueden versar sobre ningún otro tema así que me he dejado llevar ¡qué demonios!.

Haciendo balance de mi vida sentimental desde que lo dejé con mi novio de toda la vida, se podría resumir como una contínua montaña rusa llena de ilusiones y decepciones.

Dejar una relación de 8 años te deja apática durante muchos meses. Encima me coincidió con la última etapa de oposición, así que me limité a ponerle un parche al asunto y a continuar mi camino.



Después de esta etapa apática, empecé a recuperar las ganas de pasarlo bien. Conocí chicos que me hacían gracia, aunque no la suficiente para algo serio. Lo siguiente fue recuperar las ganas, no sólo de pasarlo bien, si no de enamorarme. Conocí a un chico con el que me ilusioné a pesar de que había aspectos de su forma de ser que no me gustaban de antes. Pero cometí ese error que ocurre tan a menudo, el de la idealización. Oculté sus fallos y subrayé sus virtudes, hasta que la realidad se impuso, quitándome la venda de los ojos, y acabé rompiendo la relación.



A continuación y, contra mi voluntad, no pude evitar empezar a sentir bastantes cosas por quien no debía. Un chico con pareja. No puedo estar menos orgullosa. No lo pude evitar aunque esto tampoco me sirve de excusa. Tenía que haber frenado lo que empecé a sentir por él. Pero verle todos los días, estar a su lado contínuamente y, como guinda, que él compartiera mis sentimientos, pues lo ponía todo difícil. De lo que estoy orgullosa es de haberme mantenido firme y no haber cedido a la tentación de ir más allá. Respeté a la pareja de este chico (todo lo que se la podía respetar sin considerar los sentimientos que existían entre nosotros, que para mí eran ya toda una traición a su relación y me torturaban a diario) y no llegó a pasar nada entre nosotros.

Él se fue a hacer el Camino de Santiago y, supuestamente, a pensar sobre su vida y a tomar la decisión de romper con su novia o de seguir con ella. A raíz de eso un amigo le bautizó como "The Thinker". Me hace mucha gracia así que continuaré llamándole así.

Volvió y me dijo que seguía con las mismas dudas, que necesitaba más tiempo, así que vi claro que no había ningún futuro en esta historia y me concentré en olvidar a The Thinker con todas mis fuerzas.



Y entonces ¿qué?. Empecé a conocer a un chico que me parecía interesante y que me atraía físicamente, pero por el que no podía sentir más debido a que mi cabeza seguía en The Thinker. Aún así me parecía un chico especial y decidí darle la oportunidad. Empezamos a escribirnos, a conocernos, a quedar de vez en cuando. Pero no terminábamos de arrancar porque parecíamos muy distintos.

Después se marchó a hacer el Camino de Santiago (sí, todos salen huyendo al mismo sitio) y, como leí una vez, "hay distancias que acercan". Le eché de menos, me hacía ilusión saber de él, me encantaba escuchar lo que me contaba. Y me encontré a mí misma ilusionada con su vuelta.

Desde entonces todo fue extrañamente rodado. ¿Dónde estaban esas diferencias que veía al principio? Quizá seguían ahí pero cada vez que quedábamos era mejor que la anterior. Íbamos cogiendo confianza y gustándonos más y más. Hasta que, por fin, un día lo vi claro. Este chico no sólo había conseguido que me olvidara de The Thinker, si no que encima había logrado que sintiera cosas que no sentía desde que estuve con mi ex novio.

Así que ¡¡venga!! me dije, lánzate al vacío, arriésgate y olvida el miedo a que salga mal. Quien no arriesga no gana, ¡inténtalo!.

Y, de repente, cuando todo iba bien no, fenomenal, surge la gran I de Incompatibilidad, una diferencia bestial en algo básico de la vida de una pareja, algo que hace imposible que, a día de hoy, esta relación prospere. Otra decepción más.


Por eso estoy harta de estas películas románticas que me tragué desde pequeña, de estas historias de amor que te lo venden como algo fácil y libre de obstáculos. Demasiada dosis de "French Kiss", de "Tienes un email" ... Demasiadas noches emocionándome con finales de besos apasionados bajo la lluvia, de enamorado yendo a buscar a enamorada a París y viviendo happily ever after ... Encontrar a Mister Right es ardua tarea, ahora mismo me parece imposible de hecho y me he quedado sin gana alguna de intentarlo. Estoy cansada de imaginarme que hay un alma gemela por ahí para mí, estoy agotada de buscar y encontrar señales del destino en todas partes, estoy harta de oír hablar de la "media naranja" o "media langosta" o whatever.

Ahora mismo siento anulado todo lo sentimental en mí. Sólo tengo ganas de estar conmigo misma una larga temporada, conocerme, aprender nuevas cosas, coleccionar experiencias y, de una vez por todas, terminar con esta tendencia soñadora Gatsbyniana que he tenido toda mi vida respecto al amor.

No puedo saber qué me depara el futuro, pero hoy desde luego sólo tengo ganas de decir:



Cerrado por reformas.

A raíz de tu comentario, Caro, añado esta escena que me ha encantado volver a ver. 


11 de junio de 2013

Será cosa de gremlins.

¿No os pasa que hay semanas que parece que los hados se confabulan para que te ocurran muchas cosas a la vez que hagan que acabes teniendo un mal día?.

Hoy he alcanzado uno de mis límites. La semana ha empezado con mal pie y cada día he ido encontrándome con diversas decepciones a las que se han unido molestias extra como puede ser una preciosa herida en la rodilla (sí, de esas que te hacías con 12 años) que no se acaba de curar y que duele como un demonio.

La guinda ha sido hoy. He salido del trabajo ya bastante calentita por toda esta acumulación de calamidades de la que os hablo, pero medianamente animada porque había quedado a las 18.30 en casa de una amiga que es profesora de yoga y que me iba a ensañar unas asanas. Me meto en el coche, enchufo el GPS (que cada vez me funciona peor porque me avisa de los desvíos con mucho retardo y eso hace que haga mal el 80% de éstos) y escribo la dirección de mi amiga, que vive por la zona de Pío XII.

La verdad es que estaba segura de que no era más que coger la M-30 durante 15 minutos y habría llegado bien pero decidí, oh ingenua y estúpida de mí, hacer caso al GPS que en un momento dado me mandaba hacia la A6. "A lo mejor hay un atajo" pensé. Claro que sí, pardilla. Efectivamente cuando me he querido dar cuenta estaba en la A6 yendo con bastante convicción directa a comerme un pulpo en La Coruña.

Pero no contento con eso, mi GPS decidió indicarme con decisión hacia el carril bus vao y, una vez ahí, quedé atrapada (poniendo de mi parte al saltarme una salida del carril) hasta llegar nada más y nada menos, señoras y señores, que a Las Matas (más allá de Las Rozas) y, además, asistiendo impotente a una visión desoladora en el carril contrario: un atascazo de esos que ponen los pelos como escarpias y que me iba a tocar comerme si alguna vez lograba salir del bus vao para tomar la A6 en sentido contrario.

Basta que te pase semejante chorrada un día que ya te sale humo de las orejas para que te eches a llorar como una magdalena. Y es lo que he ido haciendo desde Las Matas hasta la calle eucalipto, donde vive mi amiga. He llegado a las 19 de la tarde. Salí de trabajar a las 18. Sin comentarios.

Luego, afortunadamente, el yoga ha cumplido con su misión y me he podido relajar y verlo todo con perspectiva. El otro día leí que la vida es un 10% lo que haces y un 90% cómo te lo tomas. Frente a las calamidades, lo que esté bajo mi control, lo que pueda mejorar con un cambio de actitud por mi parte, lo haré. Y lo que no está bajo mi control no importa en absoluto. Reiniciemos de nuevo la semana, empezó mal pero va a terminar bien.

Dije al principio que hay días en los que parece que los hados se confabulan para que tengas un mal día. ¿Y si no fueran hados? ¿Y si fueran gremlins?. Espero que esto os arranque una sonrisa, como me hizo a mí :) ¡Ánimo con lo que queda de semana!.


¡Falta el peor de todos ... el que le dicta las instrucciones al GPS!

9 de junio de 2013

Procrastinator.

Hace ya más de tres semanas que mi madre se fue a la playa "durante una semanita" y claro, me ha tocado enfrentarme a un nuevo mundo, el de vivir sola y, por tanto, ocuparme de todas las tareas de la casa. Está siendo realmente duro y todo por culpa de mi costumbre de dejarlo todo para después.

Ahora entiendo completamente a mi madre cuando me decía algo tan simple como "si sacas algo, déjalo ordenado justo después" o "cuando cocines, a medida que vas ensuciando cosas ve limpiándolas y ordenándolas". Yo no le daba importancia a eso ... es más, sus palabras me entraban por un oído y me salían por el otro ... You can call me ... ¡¡¡Procrastinator!!!.

Pero ya me he dado cuenta de que esto es insostenible porque se me va acumulando el trabajo y al final acabo pegándome jornadas maratonianas ordenando y limpiando todo lo que podía haber ido haciendo poco a poco.

Así que como con otras muchas cosas que quiero cambiar de mí ... ¡nuevo objetivo! Dejar de procrastinar ... si tengo que hacer algo, lo haré en el momento. Y eso será aplicable a todos los ámbitos de mi vida, la doméstica, la laboral ... ¡lo conseguiré!.

El lado oscuro de no procrastinar es que, como siempre hay cosas que hacer, nunca sabes cuando parar ... xDDD Al final he dejado pendiente el organizar mi ropa para otro día. Paso a paso.

Pero el caso es que hoy no he parado y al final he conseguido que quede todo recogido. Contra todo pronóstico, ¡¡a lo mejor sobreviviría y todo viviendo sola!! :-DDD.



PD: con esta canción se limpia con alegría, me hace mucha gracia. Es de una serie un poco mala a la que me enganché sin remedio, "Diario de una doctora" xDDD. La canción es "Dirty Laundry" de Bitter:Sweet y sólo he encontrado esta versión con una introducción rollo al principio (ver a partir del minuto 1:20). ¡¡Pero la canción es muy alegre!! Ideal para limpiar el polvo ...


2 de junio de 2013

"Amigos".

Hoy quiero hablar sobre los amigos que mantienes desde tiempos inmemoriales sin saber exactamente por qué.

Mi caso es sobre una amiga en concreto. Es un caso que me ha hecho pensar mucho porque me estoy planteando seriamente darle carpetazo.

Nos conocimos en la universidad, donde el criterio para seleccionar amigos se basaba en estar en la misma clase y compartir ciertos gustos sobre música, series, películas ... y poco más. Así conocí a esta chica, que ha seguido siendo mi "amiga" hasta ahora.

Ya en la carrera me hizo algunas jugadas porque la verdad es que tiene un humor muy cambiante y había días que venía borde de narices y todos alucinábamos. Pero eso fue lo de menos, cuando murió mi padre se portó realmente mal. Era mi compañera de prácticas en aquella época. Bueno, pues mi padre murió un jueves y el lunes yo ya estaba en la universidad haciendo prácticas (y encontrándome bastante mal evidentemente). Bueno pues tuvo el detalle de recriminarme que no hubiera avanzado nada el fin de semana. Como lo leéis.

Tiempo después me pidió perdón diciéndome que no se había portado bien conmigo en ese momento. Y la perdoné. A mí me pasa mucho que se me olvidan los feos que me hace la gente. Siendo honesta, no es porque tenga la virtud de no ser nada rencorosa tipo "Kumbayá Señor", sino porque tengo una pésima memoria y se me olvida lo que me hacen. Muchas veces mi hermana me dice "¿pero no te acuerdas de que ya te hizo una similar?".

Después vino el tema de los viajes. Una vez nos animó a otra amiga y a mí a ir a París. Una vez allí nos confesó que un chico que le gustaba, llamémosle Rodolfo, estaba allí de Erasmus. Hasta aquí puedes sentirte más o menos manipulada viendo su verdadero motivo para viajar allí, pero bueno, no le dimos importancia. Lo malo fue que Rodolfo no quiso nada con ella y las que pagamos sus borderías a diestro y siniestro como consecuencia del rechazo, fuimos la otra chica y yo. Juramos que no volveríamos a viajar con ella.

Pero yo, siguiendo en mi línea de olvidar las cosas, volví a picar y me fui con ella a Londres años después. Las dos solas. La verdad es que debió ser de cuadro la cara que se me quedó en el avión cuando me dijo "Por cierto, una cosa, Rodolfo se ha venido a vivir a Londres". ¡Imaginad mi cara!¡Había vuelto a picar!. Pero esta vez fue aún peor. Al día siguiente empecé a encontrarme fatal y el caso es que me había pillado un gripazo increíble, con dolor de garganta bestial y bastante fiebre. Ese día a las 19 de la tarde me encontraba fatal, con escalofríos, así que no pude seguir visitando nada y nos fuimos al hotel. Bueno, pues ella aprovechó para ir a ver a Rodolfo, dejándome sola en la habitación. Yo no habría hecho eso a una amiga que está con esa fiebre tan alta, pero en fin ... Lo peor es que, una vez más Rodolfo le salió rana, y el resto del viaje su comportamiento fue mítico, soltándome borderías porque mi gripe ralentizaba sus planes turísticos. Fue tan heavy la experiencia que esta vez no se me ha olvidado lo sola que me sentí y ya no he vuelto a participar en su psiquiátricamente digna de estudio operación "Persigamos a Rodolfo por todo el planeta, así se vaya a Corea del Norte". Vamos, que no he vuelto a hacer un viaje importante con ella.

Pero sí, aún así, he seguido "arrastrándola", quedando con ella de vez en cuando, para ir al cine o para cenar. Siempre son quedadas sin sustancia, nunca hay temas de conversación interesantes, pero claro, es una amiga de hace tantos años que ahí sigo.

Luego llegó la oposición. Durante los años que pasé estudiando, sin tener dinero, agobiada, sufriendo unos nervios bestiales, muchas veces tuvo comentarios que me dolían. A veces lo que yo pensaba es que no los debía decir con malas intenciones y quizá yo soy una persona muy exigente porque suelo tener mucho cuidado con lo que digo a la gente si pienso que se puede sentir mal por ello. Fueron muchos comentarios pero el que más me dolió fue uno una noche, al poco de haber suspendido mi primera convocatoria, en la que, sin venir a cuento, empezó a decirme que sus padres se sentían super orgullosos de ella porque, en vez de estar como otras personas sin estudiar ni trabajar, estaba trabajando en una buena empresa y ganando mucho dinero. Y lo estupendo que era ver a sus padres tan orgullosos de ella .... Yo inevitablemente (y creo que no es difícil suponer que la persona a la que le cuentes eso va a tender a observar su propia vida) me puse a pensar en mí misma, estudiando para algo que no sabía si iba a conseguir, viviendo de mi madre, que encima está sola, sin ingresar ni un duro. Mi madre debía estar de todo menos orgullosa de mí en ese momento. Y me sentí realmente mal.

Pero si durante la oposición su comportamiento no fue el más comprensivo y cariñoso, la guinda ha sido después de aprobar la oposición. No sólo no se ha alegrado por mí si no que, cada vez que alguien me pregunta sobre el curso, sobre mi plaza, mi nuevo trabajo y contesto contenta, ella se queda en un segundo plano con cara seria. Sólo me ha hecho dos comentarios, los dos con tono seco: "¿Pero y qué se supone que hacéis? Porque no tengo ni idea de a qué os dedicáis" y "No me creo que tardes 10 minutos en llegar porque pillarás atasco". Tela.

Y estos comentarios son sólo algunos pero ha seguido en esta línea. Cada vez que me pasa algo bueno, sea en el ámbito que sea, lo recibe con mala cara y comentarios punzantes. Incluso hoy nos ha enviado un mail a varias amigas con una bordería sobre un plan que estamos organizando.

Y yo aquí me hago varias preguntas:

  • ¿Por qué sigo contándola entre mis amigos y haciéndole hueco en mi vida?.
  • ¿Qué nos lleva a mantener relaciones con personas que nos hacen más mal que bien?.
  • ¿Debo darle una oportunidad, considerando que no es feliz con su vida y que su comportamiento sólo es el resultado de proyectar su insatisfacción en los demás?.
  • Y, a pesar de lo anterior, ¿no se supone que por muy infeliz que seas en un momento, si quieres a una amiga, lo natural es alegrarse por ella?.

Yo he tomado ya la decisión de no volver a quedar con ella a solas. Tenemos amistades en común y, si se organizan planes grupales, pues fenomenal. Pero nada más. Porque veo que, a medida que me hago mayor, voy teniendo menos tiempo (trabajo, tareas domésticas) y el poco tiempo que me queda quiero dedicarlo a planes y a personas que me enriquezcan, que me aporten cosas y, sobre todo, que me quieran, que me apoyen en lo malo y se alegren por lo bueno. 

Y vosotros, ¿alguna vez habéis tenido un caso similar?. ¿Qué hicisteis?, ¿acabasteis perdiendo el contacto con esa persona?.


"Cuando estés en la cima tus amigos te conocerán, 
y cuando estés abajo, tu los conocerás a ellos".

"La verdadera amistad no se trata de quién vino primero 
o de quién te conoce más tiempo; 
Se trata de quién llegó y nunca se fue".