Año 2003. Escuela Politécnica Superior de la Universidad
Autónoma de Madrid.
Dos chicas se cruzaban por los pasillos de la escuela preocupadas por sus notas, sus prácticas, por
su futuro, la una pensando en Javi R, la otra en Carlos B. No reparaban la una
en la otra.
Año 2006. Servicios Centrales de Caja Madrid en Las Rozas.
Cada mañana, después de pelear por un sitio en la puerta de
Caja Madrid, mi rutina consistía en reunirme con mi compañera y amiga Teresa e
irnos juntas a tomar un café para empezar la jornada con fuerza.
- Teresa: “Pues ando detrás de un bolso que me pegue con todo
pero no acabo de decidirme por ninguno”.
- CeNedra: “Me pasa exactamente igual, pero le he visto uno a
una chica que se sienta en nuestra planta, una de las chicas de Indra. Me
encanta su bolso. Ahora cuando subamos te digo quien”.
Minutos después pasábamos disimuladamente al lado de la mesa
de esta chica y le señalaba sutilmente a Teresa: “Esa” – susurré – “Mírale el
bolso …”.
- Teresa: “Precioso”.
Principios de 2010. Centro de Estudios Financieros.
Llevaba varios meses apuntada a la academia para preparar la
oposición al Cuerpo TIC. Las clases por aquel entonces se centraban en el
primer ejercicio y ya habíamos formado un grupo dedicado a dividirnos los temas
y facilitar, de esa forma, la elaboración de resúmenes. Gracias a esta división
de tareas habíamos formado ya un pequeño grupo de compañeros pseudoamigos.
Pero ese día, entró una nueva chica en clase. Mi primera
reacción fue la de siempre “pffff más competencia, y tiene pinta de lista
encima”. La segunda fue distinta “esta chica me suena muchísimo pero no sé de
qué”.
Apenas hablé con ella. Yo tenía mi grupo. Ella el suyo. Se
sentaba en la parte de atrás con gente con la que tampoco me llevaba
especialmente.
Mediados de 2010. Estación de metro de Alonso Cano.
Bajé las escaleras que conducían al andén y vi mi metro. De
pronto sonó el silbato que indicaba que ya se iban a cerrar las puertas así que
las ganas que tenía de llegar a casa después de un tostón de clase me hicieron
propulsarme hacia una de dichas puertas como si fuera el último metro de mi vida. Conseguí colarme y me senté.
No recuerdo si era el asiento de al lado, el de enfrente, o
si estaba de pie cerca de mí. Pero ahí estaba la chica nueva.
Nos miramos. Podíamos haber pasado la una de la otra. Pero
no lo hicimos, afortunadamente.
- Chica nueva: “¡Hola!”.
- CeNedra: “¡Hola! También pillas esta línea … ”.
- Chica nueva: “Sí! Lo que pasa es que ya no vuelvo … es mi
último día en cef por el momento. Ya estuve preparando el test del grupo A2 y
no veo que me aporten estas clases. Si paso el test volveré a apuntarme al
tercero y cuarto”.
- CeNedra: “Ah vaya … ¿y qué tal llevas la oposición?”.
- Chica nueva: “Pfff yo qué sé … hay momentos que lo veo
imposible …”.
- CeNedra: “Ya, me pasa igual … Jo, oye, me suenas un montón
pero el caso es que no sé de qué … ¿Dónde estudiaste?”.
- Chica nueva: “En la Autónoma, ¿y tú?”.
- CeNedra: “¡Anda yo también! Pero no es eso, creo que no es
de eso … Oye, ¿tú no currarías en Caja Madrid?”.
- Chica nueva: “¡¡Pues sí!! Trabajaba en Indra y estaba en un
proyecto en Caja Madrid”.
- CeNedra: “Jolín ya sé de qué te conozco, ¡estabas en mi
misma planta! ¡Qué casualidad!”.
- Chica nueva: “Pues sí, el mundo es un pañuelo … Oye ¿y tú
dónde estudias normalmente?”.
- CeNedra: “Pues la verdad es que en casa, ¿y tú?”.
- Chica nueva: “O en casa o en una biblioteca que está al lado
de mi casa. Te lo decía porque podíamos quedar algún día para estudiar juntas”.
- CeNedra: “Oye, pues me parece genial la verdad. Dame tu mail
y nos escribimos. Por cierto, soy CeNedra”.
- Chica nueva: “Yo Lhotse”.
- CeNedra: “Encantada!! Es mi parada, quedamos en eso ¿vale?”.
- Lhotse: “¡Hecho!”.
Principios de Junio de 2010. Biblioteca de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid.
- CeNedra: “Dios, qué asssssssssssco tía. Vaya calorazo, lo
que daría por estar en la piscina y no aquí”.
- Lhotse: “Ya te cuento … pero no importa, porque vamos a ser
TIC, lo sabes ¿no?”.
- CeNedra: “¡Claro que sí! ¡Vamos a ser TIC! Venga, vamos a
por un apestoso café de máquina. Hoy me toca la LOPD, mátame”.
- Lhotse: “Pfff a mí la Ley 11, no sé qué es peor. Qué envidia
me da mi hermana, acaba de aprobar su oposición y se ha ido a vivir a Gijón …”.
- CeNedra: “¡Nooo! Qué envidia dios!! Adoro Asturias, ¡soy
super fan!”.
- Lhotse: “¡Yo igual! Qué paisajes, Picos, oh Picos!! Y el
cabrales …”
- CeNedra: “Y el arroz con leche, y la sidra … Mmmmm”.
- Lhotse: “Mmmmm”.
- CeNedra: “Mira tía, vida ideal, te montas una casita … “
- Lhtose: “¡Rural! Una casita rural en Asturias y a vivir ..”.
- CeNedra: “Sí!!! A vivir …”.
Mediados de Junio de 2010. Biblioteca de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid.
- Lhotse: “Oye ¿qué música escuchas?”.
- CeNedra: “Música celta, Loreena Mckennitt, Luar na Lubre …”.
- Lhotse: “¡Qué dices tía, a mí me encanta también!”.
Principios de Julio de 2010. Biblioteca de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid.
- CeNedra: “Pues sí, la semana en su casa ha sido
insoportable, no hemos parado de discutir. Siento que el paso natural cuando
apruebe la oposición es irme a vivir con él y veo que no me hace ninguna
ilusión … y eso no pinta nada bien, nada bien …”.
- Lhotse: “Debería hacerte ilusión, eso está claro … Pero
también puede ser el estrés por la oposición que hace que estemos más alteradas
de lo normal. Yo tengo días también con él que … en fin”.
- CeNedra: “Puede ser la oposición, sí … Bueno, el tiempo pone
todo en su sitio”.
Mediados de Julio de 2010. Biblioteca de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid.
- CeNedra: “Que conste que J me cae genial y me parece guay
que venga a estudiar con nosotras. Pero he de confesar que cuando nosotras nos
vamos a las 20 y él se queda estudiando … ¡me hace sentir super culpable”.
- Lhotse: “¡Y a miiiiiiiiii! ¡Aaaaaaaaaah! ¿Deberíamos hacer
más?”.
- CeNedra: “Tía, pero es que no soy capaz, a partir de las 20
mi cerebro se bloquea y por mucho que estudie no me entra nada … ¿Nos vamos al
cine?”.
- Lhotse: “Jajajaja, vengaaaa vámonos, nos lo hemos ganado
hoy”.
Agosto de 2010. Biblioteca de Ciencias de la Universidad
Autónoma de Madrid.
- Lhotse: “Podíamos hacernos en unas tarjetas un resumen de
las cosas más importantes que caen en el test y repasar de ahí”.
- CeNedra: “¡No, ya sé! Hacemos eso y luego cuando estemos
hartas de estudiar, salimos al césped y nos hacemos preguntas la una a la otra
como si fuera un trivial … ¿Cómo podemos llamarlo? Sería desde luego una putada
de trivial … ¡EL PUTRIVIAL! Encima suena a podrido, ¡es perfecto!.
- Lhotse: “Jajajaja, el putrivial … ¡el juego del verano!”.
En algún momento durante 2011.
- Lhotse: “Y tu padre, ¿de dónde era?”.
- CeNedra: “De un pueblecito de León”.
- Lhotse: “Anda, ¿cuál? Mi padre también es de un pueblo de
León”.
- CeNedra: “Se llama Cuevas de Viñayo. Es un pueblo cerca de
La Magdalena, Benllera …”.
- Lhotse: “¡Pero qué dices! ¡Que mi padre es de Benllera!”.
- CeNedra: “¡Venga ya! ¡Pero si Benllera es el pueblo de mi
abuela!”.
- Lhotse: “¿Tía te imaginas que hubiera alguna conexión?”.
- CeNedra: “Mira es que ya sería lo que faltaba …”.
- Lhotse: “Esta noche le pregunto a mi padre. Dime los nombres
de tus abuelos …”.
Esa noche.
- Lhotse: “¡CeNedra que mi padre dice que en ese pueblo eran
todos primos! Vamos ... ¡¡que es muy probable que haya una conexión entre nuestros
abuelos!! …”.
- CeNedra: “Alucino en colores …”.
Continuará ... el finde que viene.
Le dedico esta entrada a Lhotse. Ella es única, especial. Es
la que me descubrió que se puede viajar una semana a Asturias y no parar de reír.
Escritora. Impulsiva. Sabe escuchar en los malos momentos, y me ha costado que
me deje escucharla a ella en los suyos. Inteligente. Con un sentido del humor
privilegiado. Es la persona que supe que me acompañaría en cualquier locura. Me
di cuenta de esto cuando la vi desaparecer por la puerta de una avioneta a 4000
metros de altura. Está enamorada de la naturaleza, sobre todo de la esculpida
en roca. Cuanto más alta y escarpada mejor. Es romántica. Es valiente. Y no
hablo solamente de esa valentía que la hace escalar montañas que a mí me
provocan escalofríos, hablo de esa otra que la hace desnudar sus sentimientos y
pensamientos, analizar lo que hace mal y luchar por cambiarlo. Si hubiera más
personas así en el mundo otro gallo nos cantaría. Es su peor crítica, como yo
la mía. Me anima las mañanas. El día empieza alegre gracias a ese café juntas
antes de empezar a trabajar, porque sí, era evidente que el destino nos tenía
deparada una casualidad más, la de volver a ser compañeras de trabajo. Ahora no
sólo puedo admirar sus bolsos más de cerca, sino que puedo quedarme muy quieta
en el umbral de su puerta cuando sé que va a salir para reírme de su cara de
susto, puedo invitarla a cafés con polillas en su interior, podemos contar el
número de veces que se pronuncia la palabra “contraseña” en las reuniones,
puede enviarme fotos de minions en paralelo vía chat, vía mail y vía whatsapp.
Podemos dar paseos y arreglar el mundo, el de los demás y el nuestro. Podemos
fantasear sobre Perico y sobre cómo podremos cuidarnos a nuestros perros cuando
seamos vecinas.
Y encima podemos irnos el fin de semana que viene a León a investigar
nuestros orígenes y comprobar si aquel día en el metro no sólo conocí a mi
mejor amiga sino también a mi prima.